Al inicio de la II Guerra Mundial, muchos talleres y obediencias masónicas eran depositarias de un fondo documental muy significativo. Buena parte de estos fondos serían confiscados por los nazis desde el mismo comienzo de la guerra, y muchos fueron, al final de la contienda, recuperados por las fuerzas aliadas, especialmente por el ejército soviético tras la liberación de Berlín, en 1945, y retornados al Gran Oriente de Francia en el año 2000.
Muy recomendable la lectura del artículo: “París-Berlín-Moscú – Archivos encontrados”, de Pierre Mollier, publicado en el número mensual 256 de julio-agosto de 2001 de la Revista L’Histoire.
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